POR UN RECLAMO QUE NO SE HAGA AGUA

Congreso sobre Salud Mental y Derechos Humanos


Organizado por Madres de Plaza de Mayo, se celebró una nueva jornada que reunió a profesionales del área, internos y familiares.

Por Lucía Gonda



La insistencia de la lluvia no logró empañar la jornada del VIII Congreso de Salud Mental y Derechos Humanos organizado por Madres de Plaza de Mayo, que se llevó a cabo del 19 al 22 de noviembre en la Plaza de los Dos Congresos para discutir entre los diferentes participantes, el nuevo Proyecto de Ley de Salud Mental y la situación actual de los neuropsiquiátricos.

Un ir y venir de mates, risas y música se mezclaban en la puerta de la Universidad Popular de las Madres ubicada sobre la calle Hipólito Irigoyen, en plena Ciudad de Buenos Aires. Algunos internos y ex internos del Hospital Tiburcio Borda deambulaban entre la muchedumbre y las carpas instaladas en la plaza, charlaban amigables con quien se les cruzara y posaban sonrientes para las fotos.
A pesar de la constante llovizna, nadie parecía preocupado por resguardarse bajo los ínfimos techos de los edificios vecinos. El barro en los pies, la aglomeración del subte, la humedad agobiante y el bullicio de los típicos bocinazos porteños parecían ajenos al microclima que se había creado allí.
Sobre la vereda, en una pequeña mesa, una joven acomodaba un pilón de remeras pintadas a mano y llenas de colores que decían “las manos del Borda”. En otra mesa, a un costado, podía verse cómo miembros de la radio cooperativa “La Colifata” cubrían con dos paraguas un equipo de música.
Pablo, uno de los coordinadores de la emisora, le explicaba con paciencia a uno de los internos, que a causa del mal tiempo habían tenido que suspender el programa se emite los sábados desde el Borda y que con motivo del Congreso, estaba planeado hacerlo desde ahí.
Cruzando la calle, mientras en algunas de las 6 carpas se veía cómo profesionales, estudiantes y escuchas sentados en círculo participaban de talleres sobre las diferentes problemáticas sociales relacionadas a la salud mental y derechos humanos, en otras se proyectaban documentales o se dictaban clases de relajación y expresión corporal al ritmo de una música muy lenta.
Como salido de un cuadro surrealista, a escasos metros de la plaza, un colectivo multicolor desencajaba perfecto con el paisaje. Cualquier loco hubiera pensado que ese colectivo acercó hasta el lugar a psicólogos, estudiantes, madres, pacientes y curiosos, todos en torno a una misma idea: modificar el imaginario social la locura y buscar formas más eficientes para reinsertarlos en la sociedad.

0 comentarios :: POR UN RECLAMO QUE NO SE HAGA AGUA

Publicar un comentario